Una variedad de horizontes que piensan,
enjambre
de las imperfecciones como dominio del saber;
desde lo cartesiano, que violenta la razón
y
legitima el conocer;
desde la naturaleza, que aparta al hombre
de la cultura
de las hadas; desde un mundo ordenado, construido
con vapores mecánicos de experiencia,
monolítico en la disciplina, sus métodos y
su diálogo de sordos;
dos voces cuyas ramas del saber no pueden
entenderse;
encontrando en el fenómeno las explicaciones
de una ciencia que a ratos turbulenta se ve
en la experiencia,
y a ratos en las cualidades humanas.
El ahora es la dicha de puro corazón
y pura sonrisa,
donde el dolor y la crisis de la cultura y
sus disciplinas
tienen
rango de cosmovisión.
donde
las “miradas” de hombres de frac y levita
se dogmatizan y adoctrinan;
donde la noción teórica enfrenta la
separación y delimitación de los objetos y acompañan el poderoso enigma
de la vida
tendida en manantiales de oro, rubí y
manzanilla…
Se vuelve transdisciplina la evolución de
las miradas;
se pierde en la forma y sus contornos;
los besos ya no son de este tiempo,
las caricias ya no rondan estos espacios,
se han fundido entre la razón y la melodía
en un sentimiento de amor y lamento;
solamente las lágrimas seducen los
cristales
de un camino que se va pintando
en
lo racional, en lo elemental de un sentimiento
educado;
un sentimiento relacional, complejo, que
nunca será acabado,
pero que desde el aspira del diálogo se
revisa constantemente…
La comprensión se hace en el “ir más allá”,
en trascender; en consentir la indagación del
mundo bajo los imperativos de un conocimiento solitario...
Se vuelve a lo imperioso, a ese amor cuya necesidad
es vivirlo, aprenderlo y enseñarlo, en toda su forma compleja;
se vuelve a tejer un deseo en la completud
del existir;
y solamente se busca en la avería del
destino
la resurrección de un encuentro
con cada elemento, con cada átomo
que mueve, en el espacio lineal de los
deseos,
ese anhelo por una piel, un beso, una
sensación
infinitamente humana…
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