Dado el carácter histórico y social del lenguaje, las palabras, y por ende todos los elementos que componen el acervo léxico de una cultura, son depositarias del dinamismo y adaptabilidad que refleja el progreso de los hablantes y demás usuarios de una lengua. Por ello, es muy poco probable que hoy en día un determinado término esté sometido a las restricciones que predominaron durante el período en que fue usado por vez primera. Tal es el caso del vocablo paradigma, el cual ha alcanzado un grado tal de madurez que lo ha convertido en una de las palabras de mayor trascendencia en el habla de los cultivadores del hacer científico.
La evolución histórica que ha tenido esta palabra, desde que fue usada primigeniamente por los griegos hasta la época actual cuando, gracias a la obra del físico y filósofo norteamericano de la ciencia Thomas S. Kuhn, adquiere una notable relevancia en el ámbito de la epistemología y la sociología del quehacer científico.
Para la revisión del proceso de evolución histórica del término paradigma y su posicionamiento actual en el vocabulario de quienes se interesan por los asuntos propios de la ciencia y su filosofía y por las prácticas de sus protagonistas, es decir, los científicos, se hará la transposición del esquema que Michel Serres (1968, citado por Li Carrillo, 1981, p. 78) ha propuesto para el estudio de los conceptos matemáticos.
Serres afirma que en la evolución de dichos conceptos es posible identificar tres edades:
La edad de aparición, la edad de reactivación y la edad de recurrencia. La edad de aparición corresponde a la época de nacimiento del concepto, a su génesis en el tiempo histórico; la edad de ractivación, al momento de inserción del concepto dentro de un sistema "que le da un nuevo sentido"; y la edad de recurrencia, a la etapa actual donde se revela "la potencia de fecundidad" del concepto, su valor y su eficacia en el trabajo científico efectivo. "Con respecto de la historia ordinaria, cronológica, es la primera edad la que cuenta; con respecto de la verdad de la sincronía del sistema, es la segunda; y con respecto de la diacronía completa de las matemáticas, es evidentemente la tercera".
Para la aplicación del Esquema de Serres en el estudio del vocablo paradigma que se propone: (a) asociar la edad de aparición con el uso primigenio que Platón hace de este término; (b) vincular la edad de reactivación con su inserción en la Sociología por parte de Merton y Parsons; y, (c) considerar como edad de recurrencia, el período que se inicia a partir de la relevancia que alcanza el vocablo como consecuencia de la publicación del libro de T. S. Kuhn, La Estructura de las Revoluciones Científicas, en 1962.
La Edad de Aparición del vocablo podría ubicarse rastreando su etimología. Paradigma proviene del griego paradima (que significa ejemplo o, mejor aún, modelo o patrón); originalmente, Platón utilizó esta expresión para designar un instrumento de mediación entre la realidad y su ideación. En efecto, uno de los problemas que transita toda la obra de Platón es el que se refiere a la relación entre el Mundo Inteligible o Mundo de las Ideas y el Mundo Sensible o Mundo de las Cosas. Estas ideas, estas formas o esencias reales constituyen un mundo "inteligible", es decir, sólo accesible a la razón, al "logos"; mundo inteligible que no sólo es exterior al sujeto cognoscente, sino que existe "separado" también del mundo de las cosas sensibles, trascendente a ellas y por sí subsistente. Inmateriales, permanentes y eternas, ellas son el principio de las cualidades de las cosas sometidas al flujo del devenir, del mundo de lo sensible e impermanente.
El reto platónico consiste en exhibir el vínculo entre ese mundo inteligible, conceptual, ideativo y el sensible, el material. Platón ofrece tres posibles soluciones: (a) participación, la Idea como propiedad intrínseca de la cosa: todo lo bello participa de la Idea de Belleza; (b) presencia, como cualidad circunstancial de la cosa: la Sabrosura de la fruta se extingue cuando ésta es definitivamente consumida; (c) imitación, entre las Ideas y las cosas en que resplandecen sus cualidades se da una relación análoga a la existente entre el modelo y su imagen las cosas sensibles tienden a ser como lo inteligible, semejantes a lo inteligible. Es en esta solución por imitación, con la cual aspira explicar el asunto de la relación entre el Mundo de las Ideas y el Mundo Sensible, donde Platón hace uso del término.
En la versión platónica, un paradigma constituye no un simple modelo, a modo de "copia", "patrón" o "muestra" de algo que es real, sino, mucho más que eso: un paradigma es un modelo ejemplar, es decir, perfecto de tal modo que se ha de considerar digno de ser seguido e imitado.
Este último es el mismo significado que se le atribuye en el contexto de la gramática; en este caso, con la expresión paradigma se alude a un conjunto de formas flexivas que toma una unidad léxica, o conjunto de unidades léxicas que pueden aparecer y ser intercambiables entre sí en un determinado contexto; en la gramática tradicional se utiliza este término para designar al conjunto de formas flexivas que toman las palabras que presentan flexión, es decir, variaciones o cambios en su forma que indican tanto sus relaciones con las demás palabras, como sus diferentes significaciones; como ejemplificaciones de esto se pueden mencionar:
a) la conjugación en el verbo;
b) la declinación en sustantivos, pronombres y adjetivos en las lenguas que presentan la categoría de caso. Así: -ré, -rás, -rá, -remos, -réis, -rán constituyen el paradigma del futuro de indicativo de cualquier conjugación.
Por ello, en este ámbito, se pueden considerar como paradigmas a los ejemplares que se utilizan como modelos en la conjugación de los verbos, como lo es el caso del verbo amar cuya conjugación en todos los modos y tiempos sirve como modelo ejemplarizante para conjugar todos los otros verbos que integran la familia de los verbos regulares de la primera conjugación (ar).
La Edad de la Reactivación del vocablo paradigma podría ubicarse a partir del momento cuando, desde estos contextos filosófico y lingüístico, el término pasa a ser utilizado en el ámbito sociológico. Robert Merton y Talcott Parsons, son quienes comienzan a utilizarlo para referirse a sus teorías acerca de los mecanismos de la acción social y los principios organizativos que subyacen en las estructuras sociales. En este caso, al vocablo le son incorporadas otras connotaciones que contribuyen a ampliar su significado original.
La Edad de Recurrencia, tercera etapa en la evolución histórica del término, podría ser ubicada al comienzo de la década de los años sesenta, gracias a la obra de T. S. Kuhn. Quien reconoce la influencia que en su obra tuvieron los trabajos de muchos pensadores dedicados a áreas muy disímiles que "aparentemente carecían de relación con la historia de las ciencias" y entre los cuales destacan:
1. Alexandre Koyré, Émile Mayerson, Hélène Mitxger, Anneliese Maier: Historia de las ideas científicas.
2. Epistemología Genética (Jean Piaget, quien distinguió las etapa del desarrollo intelectual del niño).
3. Psicología de la Percepción (principalmente los trabajos de los investigadores alemanes Max Wertheimer, Wolfgang Köhler y Kurt Koffka, quienes plantearon que la percepción estaba muy influida por el contexto y la configuración de los elementos percibidos; las partes derivan a menudo su naturaleza y su sentido global, y no pueden entenderse separadas de éste. Más aún, la mera suma de las partes no equivale al todo).
4. Efectos del lenguaje sobre la visión del mundo (B. L. Whort).
5. Problemas de Filosofía (W. V. O. Quine, conocido por su afirmación de que el modo como el individuo usa el lenguaje determina qué clase de cosas está comprometido a decir que existen
6. Además de las anteriores, una influencia crucial, aunque no suficientemente reconocida por Kuhn, fue la que recibió del médico judío polaco Ludwik Fleck quien, al padecer los rigores de la crueldad nazista en el Campo de Concentración de Auschwitz, tomó conciencia de que las teorías científicas no son inocentes.
En el Prefacio de su libro La Estructura de las Revoluciones Científicas, Kuhn (1986, p. 11) escribe que durante su pasantía como Junior Fellow de la Society of Fellows de la Universidad de Harvard, descubrió, la monografía casi desconocida de Ludwik Fleck, Entstehung und Entwicklung einer wissenschaftlichen Tatsache (Basilea, 1935), un ensayo que anticipaba muchas de mis propias ideas... la obra de Fleck me hizo comprender que esas ideas podían necesitar ser establecidas en la sociología de la comunidad científica.
Ludwik Fleck, como antecesor de Kuhn, ha sido "injustamente olvidado", de allí que, por considerar que resulta pertinente, seguidamente se expondrán algunos de los planteamientos de este autor que, en algunos casos, contrastan con conceptos kuhnnianos y en otros han sido recogidos por Kuhn "aunque (como él mismo dice) los lectores descubrieran pocas referencias en el texto a esas obras o conversaciones, estoy en deuda con ellas en muchos más aspectos de los que puedo recordar o evaluar hoy, esto último refiriéndose no sólo al trabajo de Fleck, sino también al de los otros autores, Koyré, Piaget, Whort, Quine, entre otros.
1. El comportamiento de las comunidades científicas se asemeja al de las de otros ámbitos (v. g. religiosas o políticas) en cuanto: relaciones de poder, ceremonias de iniciación y protocolo, papel que juegan las tradiciones, restricciones a la libertad de expresión, entre otros.
2. Una idea clave en Fleck que quizás constituye el germen del concepto kuhnniano de paradigma es la de "estilo de pensar" el cual se constituye no sólo en virtud del accionar interno de una comunidad especializada específica, sino, además, con el concurso de la denominada opinión pública, es decir, los colectivos, profesionales o no, que se hallan en el exterior de dicha comunidad.
3. La forma constitutiva de un estilo de pensar es el lenguaje, "sobre todo su forma gráfica, pues la grafía es el modo de fijar una idea para que no se esfume en el tiempo".
4. En el esquema propuesto por Fleck para considerar la historia de una idea, también puede vislumbrarse el germen del carácter revolucionario que tiene el progreso de las ciencias según Kuhn. En efecto, de acuerdo con Fleck, toda idea:Surge inicialmente en la forma de pre-idea, en un contexto al cual generalmente no pertenece. Ahí puede quedar anidada, como un fósil, durante largo tiempo, hasta que alguien la encuentra, la transforma y combinándola con otras, da origen a una teoría que si cuenta con el beneplácito de algún grupo intelectual, puede erosionar las bases del estilo de pensar constituido, dando origen a lo que Kuhn llamaría después, "la revolución paradigmática".
Todo este cúmulo de influencias alcanza su climax cuando, entre 1958 y 1959, Kuhn realiza una pasantía en el Centro de Estudios Avanzados sobre las Ciencias de la Conducta de la Universidad de Harvard; durante este año, afirma:
Estuve en condiciones de prestar una indivisa atención a los problemas presentados más adelante (se refiere a los diferentes capítulos de su libro). Lo más importante es que, el pasar un año en una comunidad compuesta, principalmente, de científicos sociales, hizo que me enfrentara a problemas imprevistos sobre las diferencias entre tales comunidades y las de los científicos naturales entre quienes había recibido mi preparación.
Principalmente, me asombré ante el número y el alcance de los desacuerdos patentes entre los científicos sociales, sobre la naturaleza de problemas y métodos científicos aceptados. Tanto la historia como mis conocimientos me hicieron dudar de que quienes practicaban las ciencias naturales poseyeran respuestas más firmes o permanentes para esas preguntas que sus colegas en las ciencias sociales. Sin embargo, hasta cierto punto, la práctica de la astronomía, de la física, de la química o de la biología, no evoca, normalmente, las controversias sobre fundamentos que, en la actualidad, parecen a menudo endémicas, por ejemplo, entre los psicológos o los sociólogos. Al tratar de descubrir el origen de esta diferencia, llegué a reconocer el papel desempeñado en la investigación científica por lo que, desde entonces llamo "paradigmas".
T. S. Kuhn, durante su estadía en el mencionado centro de estudios, pudo compartir prolongadamente con profesionales integrantes de una comunidad de científicos sociales, lo cual le permitió observar que éstos, aún cuando fueran practicantes de la misma disciplina, tendían a debatir, discutir y reflexionar acerca de cuestiones básicas de las teorías y los métodos que manejaban. Kuhn se dio cuenta de que este comportamiento contrastaba con el de los físicos, quienes tendían a dar por sentadas estas mismas cuestiones en su respectivo campo.
Con base en esta observación, Kuhn conjeturó que sus compañeros de las ciencias sociales no compartían una concepción común en sus campos, cuestión ésta que, según él, sí ocurre en las disciplinas consideradas por Kuhn como "más maduras"; fue entonces cuando Kuhn propuso utilizar el término paradigma para referirse a "realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica", siendo éste el primer significado que el autor atribuye al vocablo.
Las reflexiones anteriores fueron consignadas por Kuhn en el Prefacio de su célebre texto La Estructura de las Revoluciones Científicas (a partir de aquí se utilizarán las siglas ERC para hacer referencia a este texto), con el cual el término paradigma alcanza su máximo impacto en el campo de las Ciencias Sociales . Las repercusiones teóricas de la obra de Kuhn, las discusiones que se han generado desde entonces, y las precisiones, aclaratorias y desarrollos que se han elaborado en relación con el concepto de paradigma, es lo que permite afirmar que hoy se está en presencia del apogeo de la Edad de Recurrencia de dicho término.
En otro aspecto, T. S. Kuhn propone en su libro ERC un enfoque que permite la comprensión, en una perspectiva histórica, de los cambios que se han producido en la ciencia a través de los tiempos. Esto lo hace a partir de la descripción esquemática del desarrollo científico, con lo cual logró identificar una estructura básica en la continua evolución de la ciencia. Kuhn concibe entonces este desarrollo como una contínua sucesión de las soluciones a la tensión esencial que se da entre fuerzas conservadoras, orientadas hacia la permanencia, y fuerzas innovadoras, dirigidas hacia el cambio, en el contexto de las denominadas tradiciones científicas, es decir, los sistemas complejos de teorías, conceptos, problemas, normas, criterios, valores y metodologías, compartidos por los miembros de una comunidad científica; cuando las tensiones entre conservación y cambio se resuelven a favor de éste último, se producen avances o progresos en la ciencia, los cuales se presentan como "episodios extraordinarios en que tienen lugar cambios de compromisos profesionales y se rompe la tradición a la que está ligada la actividad de la ciencia normal" , los cuales son asumidos como rupturas revolucionarias no acumulativas.
El libro ERC de Kuhn provocó una discusión prolija y polémica en numerosas disciplinas, que aún se mantiene vigente, con lo cual se le reconoce una enorme influencia. En respuesta a las críticas, el propio autor corrigió y amplió su teoría, y ya en su segunda edición le añadió un Postscritum, donde aportó nuevos señalamientos en relación con las posiciones sustentadas en la primera edición. Tal ha sido la trascendencia de este texto, que hay quienes consideran que desde su aparición en 1962, la mayor parte de las discusiones relacionadas con la filosofía de la ciencia han girado en torno a los planteamientos que Kuhn hace en esta obra.
Desde que Kuhn publicara, en 1962, la primera edición de su célebre obra ERC, varias han sido las tentativas para clarificar el sentido y significado del término paradigma para reducir así su polisemia, ampliamente señalada y asumida por el propio Kuhn en el Postscritum que hiciera para la segunda edición, el cual amplió en su texto "Mis Segundos Pensamientos sobre Paradigmas".